Esta noche,
de
estrellas desahuciadas,
mi
alma abrió las puertas del Infierno
al
recordar tus besos.
Brindo
por ti,
por
la silla vacía a mi costado.
Entre
el humo del cigarro,
una
canción agita la memoria
del
bar:
Rastros
de siluetas bailando
al
compás de labios sin aliento,
caricias
aferrándose a la piel,
al
ritmo de una ardiente melodía.
Bebo
un poco de cerveza,
para
perderme en las entrañas
de este sueño sin rumbo,
en donde tú no estás.
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