Tu rostro se asomó en la madrugada,
al
despertar las estrellas;
tu
silueta emergió entre la obscuridad,
regando
gotas de luz
sobre
mi alma ensombrecida.
Quise
encontrar tu amor
en
un abrir
y
cerrar de lágrimas;
quise
probar tus labios
en
el fruto de una quimera,
pero
la noche tenía las horas contadas.
A
punto de besarte,
el
sol reclamó tu presencia
a
través de la ventana.
Pero
la noche volverá,
y
entonces,
tú y yo renaceremos
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