Sólo
los grillos me acompañan
con
su coro,
con
su música que calma
esta
ruidosa soledad;
sólo
los grillos
y
este aroma de gardenias,
que
me guía hasta el recuerdo furtivo
de
su boca,
hasta
la dulce cumbre de sus besos.
Al
nacer la noche,
el
humo del cigarro hace ecos
de
su rostro;
pinceladas
de humo que evocan
sus
ojos,
sus labios.
Pronto,
todo
se inundará con quimeras,
y
yo soñaré despierto
que
vuelve
y
arranca de mi piel
trozos
de soledad.
Sólo
los grillos me acompañan
con
su coro,
sólo
los grillos
y
el tenue recuerdo de mis besos
en su cálido ser.
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