No estoy solo,
sólo
es tu boca ausente,
el
eco de tu voz diluyéndose
en
la almohada;
sólo
es admirar el rostro
de
un espejo sin sonrisa.
Recuerdo
la soledad entre tus brazos,
su
olor en tu piel;
recuerdo
buscarme con ansia
en
tus pupilas,
sumergirme
en tu mirada
y
no encontrarme.
Ayer
me hallé,
después
de una intensa lluvia.
Intentaba
despedirme de tus manos,
de tu pelo,
de
tu sombra;
alejarme
de la nieve en tu cuerpo.
No
estoy solo…
estoy
conmigo.
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