Esta mañana te descubro
bajo
una amorosa mirada
que
palpita,
que te llama.
El
suave aroma de tu rostro
es
licor de rosas,
rocío
de gardenias;
oigo
el candor de tu voz
acercarse
a mis labios
y no puedo más que entregarme
a la frágil silueta de tu cuerpo.
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